viernes, 4 de febrero de 2011

Una utopía económica no tan utópica

Desde el principio de los tiempos, el intercambio de bienes y servicios ha sido un factor determinante para la subsistencia del ser humano, ya que para satisfacer las necesidades físicas, mentales y de entretenimiento, el ser humano se ha organizado para producirlos, transportarlos y hacerlos llegar a la población; esto ha comprobado que la existencia de la economía tiene un desarrollo que comienza desde la aparición de las primeras civilizaciones. El problema principal que las ciencias económicas se enfocan en resolver es la existencia de la escasez de productos para toda la población mundial, sin embargo, es necesario diferenciar entre lo que la población “quiere” y lo que la población “necesita”, ya que uno de los factores por los cuales se cree que no hay bienes suficientes para todos es por la alta demanda de lo que cierta sociedad “quiere” (Clayton 6). Dado esto, diferentes pensadores a través de la historia han analizado y propuesto diversas ideas para crear mecanismos que permitan favorecer altos niveles de  producción de bienes, así como vías para que los demandantes tengas acceso a ellos, y tal vez algún día lograr que todo el mundo disfrute de los beneficios de contar por lo menos con lo básico para vivir dignamente. Sin importar los cambios tecnológicos o gubernamentales que pueda haber, las ciencias económicas seguirán existiendo y siendo parte de nosotros en el futuro, así como lo han sido siempre, ya que su misión es nunca descansar hasta conseguir la regulación de la escasez en la población mundial, y ello, hasta ahora, es parte de un mundo utópico con el que aún soñamos.
Después de que grandes pensadores han tratado de crear un modelo económico que favorezca a toda, o por lo menos la mayoría de la sociedad, durante los últimos siglos se han llevado a la práctica diversos modelos económicos que han buscado en diversas regiones del planeta, el desarrollo de las comunidades  y la satisfacción de las necesidades de su población, sin embargo no han logrado su objetivo. Un ejemplo claro de esta situación se encuentra en el sistema capitalista, en el que existe una importante desigualdad económica entre la población, y por otra parte, en los sistemas socialista y comunista, la corrupción y la falta de libertades tanto ideológicas como en el desarrollo empresarial debido a la imposibilidad de competencia han evitado que toda la población tenga acceso a la satisfacción de sus necesidades fundamentales (Wheelan 29).
Probablemente el error de todos los economistas actuales ha sido que han buscado formas de explotar de manera exagerada los recursos para que lleguen a ser suficientes para satisfacer todos los deseos de la sociedad, cuando lo que en realidad deberían de estar haciendo es encontrar alguna manera de que la sociedad aprenda a valorar lo que se tiene, considerando cada elemento como algo que en algún momento de puede llegar a agotar. Este es el punto en el que se demuestra la importancia de la economía como una actividad que puede estar ligada a cualquier otra ciencia, ejemplificando que en lugar de sembrar cada vez más árboles para conseguir suficiente madera para toda la población, podríamos seguir sembrando cada vez más árboles simplemente para mejorar nuestro medio ambiente, y de esta forma hacer que la sociedad se conforme con la madera que ya existe en el mercado y unas pequeñas porciones que saldrán de unos cuantos árboles para que el mercado de la madera continúe. Básicamente eso es lo que haría falta para lograr un equilibrio, es hacer que la gente valore lo que se tiene, dejando de exigir como un derecho la continua explotación de nuestros recursos para que sólo llegue a unos cuantos y que en unos pocos años esto nos lleve a la autodestrucción por tantos excesos que hemos tenido con nuestro mundo (Brooks).
            Después de las evidencias previamente mencionadas, no se puede esperar que las ciencias económicas lleguen a desaparecer algún día en un futuro, pues si acaso, se necesitarán de más mentes brillantes unidas que puedan lograr lo que por siglos se ha intentado, y no se ha tenido el completo éxito. Por ello, el estudio de esta disciplina promoverá el surgimiento de  nuevas alternativas que permitan en el futuro buscar la metodología para erradicar los altos niveles de pobreza que existen en el mundo. Es posible que mucha gente vea esta ciencia como una pérdida de tiempo, que trata de alcanzar lo imposible, pero dentro del mundo de los economistas nunca hace falta la fe, confiando en que algún día se llegará a algún “plan maestro”, en el que la sociedad trabajará junta para salir adelante.

Obras Citadas
Brooks, David. "An Economy of Faith and Trust." New York Times [New York] 16. Jan. 2009. Print.
Clayton, Gary E. Glencoe Economics: Principles & Practices. New York, NY: Glencoe/McGraw-Hill, 2005. Print.
 Wheelan, Charles J. Naked Economics: Undressing the Dismal Science. New             York: W. W. Norton, 2010. Print.

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